miércoles, 11 de mayo de 2011

La degradación salarial y profesional de los docentes (II)

Javier Antonio Vivas Santana
En anterior entrega, referíamos los aspectos esenciales que habían convertido la profesión docente en una quimera para el desarrollo del país. Igualmente, hemos planteado que el “sistema educativo”, (más allá de las consideraciones positivas que pudieran debatirse) se ha convertido en un esperpento, cuya motricidad no tenemos duda se continúa orientando por una lógica capitalista inmersa en la Ley Orgánica de Educación (LOE, 2009), en la cual las palabras niños y niñas, apenas si se leen en cinco oportunidades contra cuatro veces de la palabra “empresa privada”. Para colmo, tenemos una Asamblea Nacional neófita en el ámbito educativo, cuyos integrantes se niegan a desarrollar leyes complementarias a la LOE en los ámbitos de: Ley de Infraestructura Educativa (LIE), Ley de Alimentación Escolar (LAE), Ley de Acceso a las Tecnologías para el Conocimiento Educativo (Latce), Ley para la Unificación del Ejercicio Docente en instituciones Oficiales y Privadas (ésta, tal vez con rango orgánico, y previo a la supresión de pasivos docentes en gobernaciones y alcaldías a través de otra ley) y una Ley de Administración Educativa (LADE) que regule el calendario escolar y la designación de las autoridades (directores, coordinadores y defensores educativos) en todas las instituciones.
La situación resulta dramática (ya vendrán quienes nos tilden de apátridas y contrarrevolucionarios) para todo el sistema educativo. En el caso de los docentes adscritos al Ministerio del Poder Popular para la Educación (MPPE), con carga académica de 30 horas semanales (turno mañana o tarde), éstos apenas sobreviven con ingresos inferiores al salario mínimo, y en el caso de la maligna división magisterial, creada en tiempos de la cuarta república por los gobiernos conchupantes y apoyada por los “sindicalistas” de turno, entre ellos quienes han dirigido la mancillada Federación Venezolana de Maestros (FVM), al crear la “educación estadal”, donde hoy incluso tenemos colegas que perciben menos de 500 bolívares mensuales, tal y como es la situación de quienes dependen de la Gobernación de Nueva Esparta; institución que se niega a aumentarles los salarios a los docentes, pero con grupos económicos ajenos a la región, y con dineros extraídos de las arcas públicas construye un estadio de proporciones faraónicas. De eso el autodenominado Director General Sectorial de Educación no es más que un referente, quien debería explicarnos: ¿Cómo ha hecho para vacacionar en Europa en los últimos años?
Otro responsable de la actual situación que viven los docentes venezolanos es el mal llamado Sindicato de la Fuerza “Unida” Magisterial (Sinafum); y quienes, si en algo han emulado a sus predecesores, ha sido en cobrar sin trabajar. Estos susodichos pretenden engañarnos, diciéndonos que el Ejecutivo nacional prepara un aumento salarial entre el 40 y 45%. Lo que ellos no terminan de explicar a los colegas educadores, es que aún siendo verdad tal decisión (según ellos discusión colectiva), las presiones inflacionarias hasta el 2012, de seguro obligarán nuevamente al Ejecutivo a realizar un ajuste del salario mínimo por el orden del 30%; es decir, con el rezago de ingresos que presentan los docentes, el año que viene se repetirá la historia actual; y ello no tiene más que una explicación clara e inteligible: La profesión docente, salvo que exista en la llamada “contratación colectiva” un acuerdo que permita realizar aumentos salariales cuando las expectativas inflacionarias superen el 15% anual; el ejercicio de la docencia, cuando menos en los ámbitos de la educación inicial, primaria y de bachillerato se habrá convertido en la profesión más degradada por parte de los tecnócratas económicos “socialistas” quienes, obviamente, ignoran lo que planteaba Marx sobre los maestros.
Pero no sólo es el aspecto salarial lo que ha degradado la profesión docente. El ejercicio de “autoridades” desconocedoras (caso Nueva Esparta) de la relevancia filosófica, epistemológica, geográfica, histórica, literaria, social, cultural, curricular, académica, jurídica y hasta pragmática del hecho educativo en términos de dotación, estructura física, capacitación docente y aplicación de factores para el trabajo pedagógico en los órdenes agrícolas, pecuarios, industriales y tecnológicos conllevan una relación muy preocupante, porque éstos “eruditos”, no sólo ignoran el conocimiento y la experiencia docente en los diversos planteles del país; sino que imponen una visión que termina por desmotivar el ejercicio profesional en los espacios educativos. Seguiremos comentando el tema.

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