Es lunes 9 de julio, exactamente un día
antes de que depositen la quincena de los docentes dependientes del
Ministerio de Educación en Venezuela.
Para Maria López es sin duda un
milagro llegar a esta quincena, más se tiene a su cargo 2 bellos
niños de 5 y 8 años de edad los cuales son la razón de su
existencia, de su vida.
Es lunes por la mañana y hay que ir a
trabajar en el Liceo Simón Rodriguez de la Capital. El transporte aumentó y no tiene efectivo para viajar, decide irse caminando 15 cuadras para llegar; aún así, Espera con
ansiedad, conformidad y sin esperanza el depósito a su cuenta, leyó
en el twitter y el blog que depositaban el lunes en la tarde, eso la
reconforta pero a la vez la angustia.
Y es que la multiplicidad de
sentimientos y stress a la cual está sometida María hacen que
navegue fácilmente de un estado de ánimo a otro, paralelamente. Casi no duerme, los pensamientos peores la invaden
después de las 3 de la mañana, mira el techo, se voltea, cambia de
posición, se levanta, toma agua, le da hambre y no tiene nada para
comer.
Se le están olvidando las cosas, es
extraño lo que le pasa y no puede hilvanar correctamente las ideas,
se le olvida con facilidad y los nombres de las personas,
las fechas y las tareas ha realizar. Esto lo comentó a un grupo de
colegas que le dijeron que a ellos le pasa lo mismo: Será la
alimentación, afirma monásticamente Ana, la profesora de Biología,
sabes que no comemos carne, ni grasas, estamos comiendo sólo
lentejas y arroz y eso no alimenta lo suficiente para lo que estamos
pasando.
Recientemente deja el celular en
cualquier parte, se ha salvado de que se lo roben, de hecho, un
estudiante consiguió el celular en el escritorio, pero decidió
devolverlo porque era muy “chimbo” para sus gustos. Los zapatos
ya están muy desgastados, la ropa ya no tiene el color de otrora, es
sin dudas una preocupación menor, como lo es el teñido de su
cabello, o el aspecto de sus uñas que arreglarlas salen en 3
millones y medio.
Así empieza María la semana, en espera del milagro que la mantenga de pie, respirando y confiando en Dios.
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